El Agua, la Sangre, el Espíritu Santo y María El Bautismo del Señor

El Agua, la Sangre, el Espíritu Santo y María
Reflexión para la Homilía del 07 de enero de 2017,
Fiesta del Bautismo del Señor
Hacia los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano
Libro de Isaías 55,1-11.
Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6.
Epístola I de San Juan 5,1-9.
Evangelio según San Marcos 1,7-11.
Hermanos:

En la primera lectura el profeta Isaías nos comparte lo que el Señor nos dice hoy a nosotros también. Al hablarnos del agua, primero nos dice que tenemos sed, y es verdad, cuántas veces nos pasa que no nos sentimos plenos, y esto es normal, porque estamos en el proceso de santificación que Dios realiza en cada uno de nosotros, y este caminar hacia la santidad que Dios inicia desde que nacemos hasta que Dios mismo lo consigue, muchas veces es como un desierto en donde pasas sed, hambre y en donde incluso cuando a buscas a Dios parece como si no lo encontraras. Hay muchos momentos así en nuestra vida. También el Señor en esta lectura nos hace la pregunta ¿porqué gastas dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, en algo que no sacia?  Con esto quiere decirnos: “Fíjate en qué pones tu esfuerzo, tu tiempo, pero sobre todo fíjate en la intención de tu corazón”. Y el Señor en esta lectura claramente nos invita: “vengan a tomar agua todos los sedientos, vengan a comer gratis los que tienen hambre y, continúa más adelante: Háganme caso y comerán buena comida, se deleitarán con manjares, vengan a mí, escuchen y vivirán” Con todo esto el Señor nos invita a buscarlo, a llamarlo, a que dejemos el mal camino ya sea en cosas grandes o pequeñas, porque sólo buscando al Señor y dejándonos encontrar por él seremos capaces de ver nuestra verdad y de pedir el perdón que sin duda Dios ya nos ha dado de antemano... Estando cerca de Dios, en la verdad, descubriremos una y otra vez que nuestros pensamientos no son Sus pensamientos y nuestros caminos no son los Suyos, sin embargo, el Señor nos da la esperanza de que, acudiendo a Él y escuchando su Palabra, es Él mismo quien realizará por medio de nosotros lo que Él nos pide.

Si ponemos atención en el Salmo de hoy también Isaías nos habla del agua: “Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación”. Hace énfasis en la alegría que proviene de la Salvación, Salvación otorgada por el Agua y por la Sangre de Cristo.

En la segunda lectura San Juan nos dice precisamente que Jesucristo vino por el Agua y por la Sangre pero también por el Espíritu y, dado que es el Espíritu quien con su luz nos ilumina, podremos ver gracias a su acción, nuestra verdad y la verdad de Dios y, podremos aprovechar de esta forma, la salvación que nos fue otorgada.

El Evangelio de san Marcos nos narra más específicamente la fiesta que hoy celebramos: el Bautismo del Señor. Nos anuncia que Juan predicaba diciendo que él bautizaba con agua pero que después vendría Alguien a quien no era digno de desatar la correa de sus zapatos y que bautizaría con Sangre. Notemos aquí la relación que existe entre el Agua, la Sangre, y el Espíritu Santo. Si ustedes recuerdan la imagen de nuestro Señor como se le reveló a Santa Faustina Kowalska, Jesús de la Misericordia, Jesús viene caminando hacia nosotros, sale de la verdad de nuestra miseria, de la oscuridad, por eso el fondo de la imagen es negra, así se representa que Jesús sale de ahí iluminándonos con los dos rayos que salen de su Sagrado Corazón, rayos de Sangre y Agua que nos lava, rayos que iluminan la verdad de que somos pecadores y la verdad de Dios de que nos ama, nos salva y nos perdona siempre. Por último, mientras Juan Bautizaba a Jesús, se abrió el Cielo y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma sobre Jesús y se oyó la voz de Dios que dijo, “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”.

Podemos ver entonces con mayor claridad aún la relación entre Agua, Sangre y Espíritu, el Señor por medio del Espíritu Santo se encarna en María y se hace hombre, instituye el sacramento del bautismo para lavar nuestras culpas, pero sella éste con su sangre y, de esta manera logra nuestra salvación. Todo esto hermanos es realizado por la infinita Misericordia de Dios. Su Misericordia es el más grande atributo de Dios ya que Misericordia significa amor a la miseria, Él ama perdonarnos y quiere que aprovechemos la salvación que ya nos fue otorgada.

Quiero hacer un énfasis en la misericordia de Dios, siempre podremos ver cómo Dios es rico en Misericordia y, aún después de la Salvación, nos sigue enviando ayuda. Esto lo podemos ver con claridad en el Acontecimiento Guadalupano que, por lo menos a nivel mariano, después de la Redención del mundo, es el Acontecimiento más grande que le sigue. Nos envía a Su Madre para ayudarnos a aprovechar el Sacrificio que hizo su Hijo por nosotros.

María misma nos dice con las palabras de la expresión del Amor maternal de Dios: “quiero que me construyan un templo en donde lo ensalzaré y se los mostraré”.

Demos gracias a Dios hermanos porque es rico en Misericordia, porque no lava con su Agua y con Su Sangre, porque nos envía a María para que aprovechemos lo que ya nos fue dado por Amor.

Pidámosle a Santa María de Guadalupe, nuestra dulce y Santa Madre quién sufrió el dolor de ver a su Hijo en la Cruz, nos ayude a aprovechar El Sacrificio que su Hijo Jesús hizo por amor a cada uno de nosotros.
Amen.


______________________________

Del Directorio Homiletico.
Solemnidad de la Epifanía del Señor
CEC 528, 724: La Epifanía del Señor
CEC 280, 529, 748, 1165, 2466, 2715: Cristo luz de las naciones
CEC 60, 442, 674, 755, 767, 774-776, 781, 831: la Iglesia, sacramento de la unidad del género

humano 

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía Reflexión para la Homilía del 26 Mayo de 2019 Tiempo...