Santa María de Guadalupe llevó a san Juan Diego a hacer lo que Dios le pedía Domingo II ciclo C

Santa María de Guadalupe llevó a san Juan Diego a hacer lo que Dios le pedía
Reflexión para la Homilía del 20 de enero de 2019

Tiempo Ordinario
Tras las huellas de San Juan Diego

Primera Lectura: Lectura del libro del profeta Isaías 62, 1-5
Salmo: 95
Segunda Lectura: de la carta del apostol san Pablo a los Corintios 12, 14-11

Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11

Queridos hermanos:
Este tiempo ordinario lo comenzamos con la lectura del Profeta Isaías. Las tres lecturas de hoy son magníficas, como toda Palabra de Dios y, en este domingo estas lecturas nos siguen animando con gran fuerza a conocer, a profundizar y a seguir el camino tras las huellas de San Juan Diego.
En la primera lectura el profeta Isaías nos recuerda que Dios no descansará hasta vernos liberados ni hasta que resplandezca en nosotros la luz y brille también en nosotros Su salvación. Dios quiere esto para todos los hombres. Pero, pongamos atención en cómo, en esta primera lectura, podemos leernos muy claramente todos, como pueblo mexicano, en esta Palabra de Dios: Isaías menciona que todos los pueblos verán nuestra liberación y los reyes nuestra gloria. ¿Por qué les digo esto? Porque todos nuestro hermanos de todos y cada uno de los pueblos del mundo pueden ver cómo Dios nos liberó de la idolatría, del canibalismo de aquella época, de la falta de reconocimiento de la dignidad de la persona en nuestros hermanos indígenas, de la confusión, de la dominación de unos sobre otros, de la muerte, etc. Por otro lado, también en esta lectura Isaías hace mención de cómo Dios otorga un nuevo nombre y, con la Presencia de Santa María de Guadalupe en 1531, nos fue otorgado este otro nombre nuevo; antes eramos llamados Tenochtitlan, después del milagro en el Tepeyac, somos llamados México. Todos sabemos que nuestra nación nació por acción de Dios a través de la Presencia de nuestra Madre María en estas tierras. Por esto, en esta lectura encontramos que, ante la desolación y la devastación vivida en la epoca previa y durante la aparición de nuestra Madre, cuando Ella viene y se queda con nosotros, después de este Acontecimiento, ya nadie puede decir que nuestra tierra es abandonada, ni desolada sino que, como dice Isaías, nos llamarán la tierra preferida del Señor, su desposada. Y esto tiene mucha lógica porque María es Esposa del Espíritu Santo y sabemos que Ella vive aquí, en México, de una manera excepcional y única, como en ninguna otra nación. Nosotros, nuestro pueblo, México, le pertenece a María. Y por esto con justa razón Isaías menciona al final de la lectura que Dios se alegrará con nuestra tierra, porque María vive aquí y nosotros, sus hijos, le pertenecemos.
Por todo lo anterior podemos cantar con júbilo junto con el Salmista escogiento estas frases del Salmo de hoy: Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; (...) Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. (...) “Reina el Señor” , digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia.”
Sí hermanos, anunciemos a las naciones las maravillas que Dios ha hecho con nuestro pueblo, porque este Acontecimiento Guadalupano y su mensaje no es sólo para nosotros los mexicanos, sino simplemente somos un pueblo escogido por Dios, porque somos tan pequeñitos que necesitamos a nuestra Madre muy cerca y con todo lo acontecido en 1531 y lo que sigue aconteciendo y lo que acontecerá gracias a la Presencia del Amor Maternal de Dios.  a través de Ella, México puede ser, y Dios quiere que así sea, un ejemplo vivo de su Amor, de su poder para salvarnos, transformarnos, formarnos y capacitarnos; Dios quiere que seamos la prueba de lo que Dios quiere y puede hacer con todos sus hijos, y por esto es necesario que proclamemos y compartamos con nuestro hermanos de todo el mundo, las maravillas hechas con nuestro pueblo.
De la Segunda Lectura de San Pablo a los corintios podemos reflexionar en el hecho de que san Juan Diego recibió el don de la fe profunda, este don fue otrogado por el Espíritu Santo, quien vive y mora completamente en nuestra Madre Santísima. Vemos como el Espíritu de Dios, a través de María, otorgó dones a Juan Diego, estos con certeza fueron muchos, pero pongamos atención en dos, en el don de la humildad y en el don de la fe profunda. Esto es importante porque María, llena del Espíritu de Dios, el Espíritu de Amor, el Espíritu Santo, con su amor maternal y su ternura guía a Juan Diego a tener esta humildad y a abrirse a recibir el don de la fe verdadera, y gracias a esta combinación, él se abre a Dios y entonces ocurre el milagro para México. México hoy necesita un milagro de conversión, todos necesitamos los dones del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo que nos fue otorgado en el Baustimo, todos necesitamos los frutos del Espíritu Santo y Dios sobre todo, con su Espíritu Santo nos otorga antes que nada el don de la vida. Gracias a su Espíritu Santo en nosotros, vivimos, y Él quiere guiarnos, sobre todo a la vida eterna. Y para esto nos otorga una ayuda indispensable para nuestro camino. Esta ayuda es María quien, como he mencionado anteriormente, está llena del Espíritu de Dios y por lo tanto Ella tiene, disfruta y reparte los dones del Espíritu de Dios a sus hijos. Ella quiere guiarnos como a san Juan Diego a la humildad y a la apertura al Espíritu de Dios, de esta manera nos abriremos a Él, a la Salvación de nuestro Señor, y podremos así cumplir con la voluntad de Dios nuestro Padre.
Asimismo, en la Lectura del Santa Evangelio podemos constatar el papel tan importante e imprescindible que nuestra Madre tiene en la repartición de las gracias y de los dones de nuestro Padre del Cielo. María santísima les dice a los que servían en las bodas de Caná: “hagan lo que Él, Jesús, les diga”. Esto mismo Santa María de Guadalupe hizo con san Juan Diego, esto mismo María quiere hacer con cada uno de los hombres en esta tierra, bautizados y no bautizados. Ella quiere abrirnos a los dones que Dios nos otorga y a todos los dones que Dios nos quiere otorgar también para el futuro. Es el Espíritu de Dios quien da vida, es el Espíritu del Amor de la Santísima Trinidad quien como fruto da vida y crea nuestra vida. María es moarda del Espíritu del Amor quien sostiene nuestra existencia y nos guía. Abrámonos a Ella, que es lo mismo que decir: Abrámonos al Espíritu Santo para que nos guié, para que nos transforme, para que nos forme y nos capacite para esuchar la voz de Dios y para que podamos hacer aquello que Él nos dice.
Finalmente, es realmente justo y necesario que agradezcamos a Dios este regalo que nos dio con el Acontecimiento Guadalupano que sigue aconteciendo en nuestra nación para el mundo entero. Pidamos también a san Juan Diego, hermano que nos precede en este caminar de nuestro pueblo, nos ayude con su compañía y ejemplo a abrirnos al Espíritu de Dios a través de las Palabras del Tepeyac. Intentemos vivir día a día en cualquier angustia, aflicción o enfermedad, las palabras de consuelo que Dios nos repite una y otra vez a través de nuestra Madre. Ojalá éstas, como le dijo María de Guadalupe a san Juan Diego, se queden muy grabadas en nuestros corazones para poder vivir así de ellas y con nuestra conversión realizada por la Miserciordia de Dios a través de nuestra Madre, cambiemos todos, cambie todo nuestro país y cumplamos con la voluntad de Dios realizando así nuestra misión como nación.
Que así sea. 

María de Guadalupe nos anuncia a Jesús, quien nos bautiza con el Espíritu Santo

María de Guadalupe nos anuncia a Jesús, quien nos bautiza con el Espíritu Santo
Reflexión para la Homilía del 13 de enero de 2019
El bautismo del Señor
Tras las huellas de San Juan Diego

Primera Lectura: del Libro del profeta Isaías 40, 1-5, 9-11
Salmo: 103
Segunda Lectura: de la carta del apostol san Pablo a Tito 2, 11-14; 3, 4-7

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22
Queridos hermanos:
En este día celebramos el Bautismo del Señor y, en la Primera Lectura del Profeta Isaías, encontramos una hermosa analogía para seguir reflexionando sobre el camino de san Juan Diego y el Acontecimiento Guadalupano.
Iasías nos presenta la conversión que Dios realiza durante el desierto, es decir, durante las dificultades que pasamos en nuestras vidas. Estas dificultades, que son todos y cada uno de nuestros problemas y de cualquier tipo, o como pueden ser también las pruebas que no entendemos y que son muy dolorosas y en las que a veces nos parece que Dios nos ha abandonado y nos sentimos solos, todas estas son precisamente como un un desierto, son el desierto que nos ayuda a prepaparnos y a abrirnos al Señor. Isaías describe en la lectura que, en la cumbre de una montaña se proclaman buenas noticias, noticias que nos dicen que ahí está nuestro Dios, el Señor que viene con poder, asegurando el dominio, quien apacienta como un Pastor a su rebaño y quien amorosamente lo reune; quien lleva en brazos y conduce con delicadeza... ¡Qué hermosa analogía encontramos aquí con el Acontecimiento Guadalupano!: En la montaña del Tepeyac, se nos da un mensaje, el mensaje del amor maternal de Dios por medio de Santa María de Guadalupe, mensaje que nos dice que Jesús, nuestro Pastor, vive, nuestro Dios nos es mostrado en el vientre de Santa María de Guadalupe en la montaña del Tepeyac.
Y al ver esta maravilla, no podemos hacer menos que cantar con el salmo: “Bendice al Señor, alma mía, Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto”. María de Guadalupe encuelve con su vientre, con su manto y con la luz de Dios que la rodea a nuestro Señor y Ella nos lo muestra. Dios nos envía a su Espíritu quien habita en María para renovarnos y renovar todo.
En la Segunda Lectura de San Pablo a Tito encontramos elementos que nos ayudan a profundizar un poquito más en el gran prodigio que Dios realizó con nuestra nación a través del Acontecimiento Guadalupano. En Santa María de Guadalupe se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres. Fíjense como dice la lectura que esta gracia, refieriéndose al don de Dios mismo, a su Presencia encarnada, nos enseña a renunciar a una vida sin religión y a renunicar a los deseos del mundo para que vivamos en la espera de la feliz esperanza de la manifestación gloriosa de nuestro Señor, el cuál se entregó a sí mismo por nosotros, para redimirnos y purirficarnos. Así, el Señor, con su muerte y resurrección nos convierte en su pueblo. Se manifestó la bondad de Dios y su amor a los hombres y nos salvó no porque hubiéramos hecho algo digno de merecerlo sino por su misericordia. Por su misericordia también envía a María de Guadalupe para el surgimiento de nuestra nación y, al ejemplo del

Bautismo del Señor, millones de indígenas, después de las apariciones en 1531, desean y piden el bautismo. El bautismo los regeneró y los renovó por la acción del Espíritu Santo, y el Espíritu Santo hace esto mismo con nosotros, nos regenera y nos renueva. Dios derramó su Espíritu sobre nosotros, por medio de Cristo nuestro Salvador, y así, justificados por Él, nos convertirmos en herederos de la esperanza de la vida eterna.
La Lectura del Evangelio de san Juan, nos hace pensar en el don tan extraordinario que se nos da en el Espíritu Santo. Jesús bautiza con el Espíritu Santo y con fuego nos dice san Lucas. Esto también hace referencia al don de Santa María de Guadalupe, porque María es el trono, la casa en donde habita el Espíritu Santo y, María nos he dada como Madre para llevarnos al Señor. Así es que el Acontecimiento Guadalupano, presentándonos la encarnación del Hijo de Dios por el Espíritu Santo, también nos anunica de cierta forma el bautismo en el Espíritu Santo que Jesús realizará y realiza sobre nuestras almas por medio de su Sacrificio Redentor y en el Sacramento del Bautismo. Por eso se abrió el cielo y se oyó una voz que Dios quiere que escuchemos también todos nosotros hoy: “Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. Dios nos llama a escucharlo, su misma voz por medio de esta lectura nos lo indica, pero por su gran misericordia y por nuestra gran debilidad quiso darnos una ayuda extraordinaria para abrirnos a este don del Espíritu Santo, del Espíritu de Dios. Esta ayuda es María, criatura de Dios llena de gracia y a quien Dios toma como instrumento para guiarnos y abrirnos a su mismo Espíritu.
María es “la casa” del Espíritu Santo, Ella está llena de Él, y es Ella misma, María, quien en Guadalupe nos vuelve a decir que oigamos la voz de su Hijo, Ella misma, con el poder del Espíritu Santo nos guía, nos conduce para con su Hijo, para que aprovechemos su Amor Misericordioso y su Salvación.
Hermanos, encontramos siempre en las lecturas dominicales una referencia al Acontecimiento Guadalupano, no hay lectura del Evangelio que no podamos relacionar con esto. Esto es porque María vive en el Tepeyac y Jesús en su vientre es la Oalabra Encarnada, por tanto, todo el Evangelio cabe en el Acontecimiento Guadalupano porque María nos presente a Jesñus vivo, a la Palabra hecha carne.
Pidámosle a Dios nos abramos a este don que Dios realizó en nuestras tierras con el don de María de Guadalupe. Aprovechemos la ayuda maternal de Dios que nos ofrece a través de su y nuestra Madre. Pidámosle también a nuestro hermano san Juan Diego, quien conoce muy bien este camino de entrega a María, nos acompañe y nos ayude tambiénn a ir por su mismo camino en brazos de nuestra Madre y bajo su sombra y resguardo.
Que así sea. 

Algo de lo que nos enseñan los Reyes Magos y el Acontecimiento Guadalupano:

Algo de lo que nos enseñan los Reyes Magos y el Acontecimiento Guadalupano:
Reflexión para la Homilía del 6 de enero de 2019
La Epifanía del Señor
Tras las huellas de San Juan Diego
Primera Lectura: Del Libro del profeta Isaías 60, 1-6
Salmo: 71
Segunda Lectura: de la carta del apostol san Pablo a los efesios 3, 2-3. 5-6 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12

Queridos hermanos:
En este nuevo año que comienza, 2019, los invito a iniciarlo dando gracias a Dios por todo lo que tenemos y por todo lo que ha hecho hace y seguirá haciendo en nuestra vida. Agradezcamos a Dios por todo lo bello, lo fácil, lo alegre que nos dio pero, agradezcamos también por todo aquello difícil que vivimos. Recordemos que para aquel que verdaderamente ama al Señor, todo se le convierte en bien. Todo, absolutamente todo lo que pasa en nuestra vida es una gracia, así pues, vemos que hay gracias fáciles y gracias difíciles, pero todas son gracias que Dios nos envía. Pienso que lo único que podríamos considerar una desgracia sería la condenación eterna. Por otro lado, bien sabemos que Dios no quiere la muerte del pecador, es decir no quiere nuestra condenación eterna, si no que nos arrepintamos y nos dejemos salvar para vivir eternamente junto con Él. Así pues hermanos, toda circunstancia en nuestra vida, ya sea fácil o difícil, es controlada por Dios nuestro Padre, y por lo tanto, es siempre un bien para nosotros, para nuestro camino al cielo. Así es que si algunas veces sentimos que las tinieblas cubren nuestra vida, nuestra ciudad, nuestro país o nuestro mundo, Dios nos invita, por medio de la primera lectura del libro del profeta Isaías, a levantarnos y a resplandecer porque ha llegado la luz y la gloria del Señor sobre nosotros. Nos invita pues, a levantar los ojos y mirar alrededor para que nuestro corazón se alegre y se ensanche con la venida del Señor. Nada se sale del control ni del amor de Dios por nosotros. Esto lo experimentamos también con la venida de Jesús encarnado en Santa María de Guadalupe. Dios nos envía su mensaje de amor maternal a través de Ella, su mensaje es un mensaje de consuelo, de esperanza, porque nos anuncia y nos trae al Hijo de Dios quien viene a salvarnos; cuando las tinieblas cubrían la tierra de nuestros antepasados, Dios nos envía su luz y su gloria nuevamente en el Acontecimiento Guadalupano para que nazca esa alegría en el corazón de sabernos siempre acompañados por Él. Y así como Jesus fue visitado en Belén en Navidad, sigue siendo visitado por gente de toda nación en cada sagrario y también en la Basílica de Guadalupe. Este santuario mariana más visitado en todo el mundo.
Así vemos también que, como dice el salmo 71, Dios sale en defensa de los pobres. Sale en defensa de nosotros mismos, pobres pecadores, encarnándose y entregándose por nosotros en la cruz y abriéndonos las puertas del cielo con su Resurrección. Así también, con el Acontecimiento Guadalupano, sale en nuestra defensa encontrando un camino de paz, de reconciliación, de apertura al evangelio y de fraternidad. Este Acontecimiento nos señala cual es el camino para la reestructuración de conciencias, para cambiar el corazón, por lo tanto, este mensaje que viene de Dios a través de La Guadalupana, es de carácter universal, pues es para todos y cada uno de los hijos de Dios en el mundo.
En la segunda lectura, San Pablo nos comparte que Dios le hizo saber que todos, incluyendo los paganos están llamados a recibir la herencia y la promesa de nuestro Señor Jesucristo. Esto mismo lo

corroboramos también en el Acontecimiento Guadalupano. Dios envía a María por amor a todos, oprimidos y “opresores” indígenas y españoles, porque en realidad todos éramos esclavos, y más que ser esclavos unos de otros, somos en realidad esclavos de nosotros mismos, de nuestras propias ideas de salvación, de nuestras propias esclavitudes, miserias, etc. Y Dios, por medio de la pedagogía de María, nos enseña que viene a salvarnos a todos sin excepción.
Hermanos, agradezcamos también pues hoy, este segundo gran acontecimiento en la historia de la iglesia, en la historia de la humanidad, ya que este es un recordatorio de la presencia de Jesús vivo entre nosotros, es también un recordatorio vivo de la ayuda que Dios nos ofrece por medio de María , cuyo único objetivo es llevarnos a la unión con su Hijo para que Él mismo nos salve entregándonos al Padre por medio del Espíritu de amor que reina entre el Padre y el Hijo y en María.
Pidamos a Dios por medio de Santa María de Guadalupe que, así como los pastores y los reyes se dejaron guiar hasta encontrar a Jesús y adorarlo, nosotros también nos dejemos guiar por medio de Santa María de Guadalupe para que, no oponiendo resistencia a su guía y a su formación, pueda Ella llevarnos en el cruce de sus brazos, bajo su sombra y resguardo el encuentro con Jesús. Pidamos la gracia al Espíritu de Amor del Padre y del Hijo, es decir, al Espíritu Santo, de ser dóciles a los intentos continuos que Él hace para dejarnos llevar por Él mismo, por María, quien llena está del Espíritu de Dios.
Pidamos esa misma docilidad que tuvieron los pastores y los reyes magos quienes llegaron a encontrarse con Jesús y postrados ante Él le ofrecieron lo más precioso que tenían. Pidamos pues la gracia de que en este encuentro con Jesús, al que María quiere llevarnos cumpliendo así con su misión, queramos entregar lo más precioso que tengamos, queramos ofrecerle toda nuestra vida, nuestro corazón, como ofrenda viva agradable al Padre.
Pidamos también a nuestra Madre María de Guadalupe, guía y maestra, nos enseñe el camino y nos lleve por él acompañándonos siempre hasta entregarnos totalmente a Cristo nuestro Señor y Salvador, de esta manera seremos entregados a nuestro Padre Celestial y empezaremos a vivir el Cielo en la tierra hasta que Él decida llamarnos a su Presencia santa.
Agradezcamos a Dios pues el don de la salvación y todas las valiosas y numerosas ayudas que nos ofrece continuamente en nuestra vida para aprovechar de su Sacrificio realizado ya de una vez y para siempre por todos nosotros.
Que San Juan Diego, quien fue el primero en recorrer este camino de entrega a La Guadalupana nos ayude a no tener reservas en esta entrega que Dios nos pide a María de Guadalupe, Madre de toda la humanidad.
Feliz día de los Reyes Magos que nos enseñan a adorar a Jesús, visitémoslo a Él, como ellos, ante el Santísimo Sacramento y también ante la Imagen viva de nuestra Madre en el Tepeyac.
Que así sea. 

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía Reflexión para la Homilía del 26 Mayo de 2019 Tiempo...