Algo de lo que nos enseñan los Reyes Magos y el Acontecimiento Guadalupano:

Algo de lo que nos enseñan los Reyes Magos y el Acontecimiento Guadalupano:
Reflexión para la Homilía del 6 de enero de 2019
La Epifanía del Señor
Tras las huellas de San Juan Diego
Primera Lectura: Del Libro del profeta Isaías 60, 1-6
Salmo: 71
Segunda Lectura: de la carta del apostol san Pablo a los efesios 3, 2-3. 5-6 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12

Queridos hermanos:
En este nuevo año que comienza, 2019, los invito a iniciarlo dando gracias a Dios por todo lo que tenemos y por todo lo que ha hecho hace y seguirá haciendo en nuestra vida. Agradezcamos a Dios por todo lo bello, lo fácil, lo alegre que nos dio pero, agradezcamos también por todo aquello difícil que vivimos. Recordemos que para aquel que verdaderamente ama al Señor, todo se le convierte en bien. Todo, absolutamente todo lo que pasa en nuestra vida es una gracia, así pues, vemos que hay gracias fáciles y gracias difíciles, pero todas son gracias que Dios nos envía. Pienso que lo único que podríamos considerar una desgracia sería la condenación eterna. Por otro lado, bien sabemos que Dios no quiere la muerte del pecador, es decir no quiere nuestra condenación eterna, si no que nos arrepintamos y nos dejemos salvar para vivir eternamente junto con Él. Así pues hermanos, toda circunstancia en nuestra vida, ya sea fácil o difícil, es controlada por Dios nuestro Padre, y por lo tanto, es siempre un bien para nosotros, para nuestro camino al cielo. Así es que si algunas veces sentimos que las tinieblas cubren nuestra vida, nuestra ciudad, nuestro país o nuestro mundo, Dios nos invita, por medio de la primera lectura del libro del profeta Isaías, a levantarnos y a resplandecer porque ha llegado la luz y la gloria del Señor sobre nosotros. Nos invita pues, a levantar los ojos y mirar alrededor para que nuestro corazón se alegre y se ensanche con la venida del Señor. Nada se sale del control ni del amor de Dios por nosotros. Esto lo experimentamos también con la venida de Jesús encarnado en Santa María de Guadalupe. Dios nos envía su mensaje de amor maternal a través de Ella, su mensaje es un mensaje de consuelo, de esperanza, porque nos anuncia y nos trae al Hijo de Dios quien viene a salvarnos; cuando las tinieblas cubrían la tierra de nuestros antepasados, Dios nos envía su luz y su gloria nuevamente en el Acontecimiento Guadalupano para que nazca esa alegría en el corazón de sabernos siempre acompañados por Él. Y así como Jesus fue visitado en Belén en Navidad, sigue siendo visitado por gente de toda nación en cada sagrario y también en la Basílica de Guadalupe. Este santuario mariana más visitado en todo el mundo.
Así vemos también que, como dice el salmo 71, Dios sale en defensa de los pobres. Sale en defensa de nosotros mismos, pobres pecadores, encarnándose y entregándose por nosotros en la cruz y abriéndonos las puertas del cielo con su Resurrección. Así también, con el Acontecimiento Guadalupano, sale en nuestra defensa encontrando un camino de paz, de reconciliación, de apertura al evangelio y de fraternidad. Este Acontecimiento nos señala cual es el camino para la reestructuración de conciencias, para cambiar el corazón, por lo tanto, este mensaje que viene de Dios a través de La Guadalupana, es de carácter universal, pues es para todos y cada uno de los hijos de Dios en el mundo.
En la segunda lectura, San Pablo nos comparte que Dios le hizo saber que todos, incluyendo los paganos están llamados a recibir la herencia y la promesa de nuestro Señor Jesucristo. Esto mismo lo

corroboramos también en el Acontecimiento Guadalupano. Dios envía a María por amor a todos, oprimidos y “opresores” indígenas y españoles, porque en realidad todos éramos esclavos, y más que ser esclavos unos de otros, somos en realidad esclavos de nosotros mismos, de nuestras propias ideas de salvación, de nuestras propias esclavitudes, miserias, etc. Y Dios, por medio de la pedagogía de María, nos enseña que viene a salvarnos a todos sin excepción.
Hermanos, agradezcamos también pues hoy, este segundo gran acontecimiento en la historia de la iglesia, en la historia de la humanidad, ya que este es un recordatorio de la presencia de Jesús vivo entre nosotros, es también un recordatorio vivo de la ayuda que Dios nos ofrece por medio de María , cuyo único objetivo es llevarnos a la unión con su Hijo para que Él mismo nos salve entregándonos al Padre por medio del Espíritu de amor que reina entre el Padre y el Hijo y en María.
Pidamos a Dios por medio de Santa María de Guadalupe que, así como los pastores y los reyes se dejaron guiar hasta encontrar a Jesús y adorarlo, nosotros también nos dejemos guiar por medio de Santa María de Guadalupe para que, no oponiendo resistencia a su guía y a su formación, pueda Ella llevarnos en el cruce de sus brazos, bajo su sombra y resguardo el encuentro con Jesús. Pidamos la gracia al Espíritu de Amor del Padre y del Hijo, es decir, al Espíritu Santo, de ser dóciles a los intentos continuos que Él hace para dejarnos llevar por Él mismo, por María, quien llena está del Espíritu de Dios.
Pidamos esa misma docilidad que tuvieron los pastores y los reyes magos quienes llegaron a encontrarse con Jesús y postrados ante Él le ofrecieron lo más precioso que tenían. Pidamos pues la gracia de que en este encuentro con Jesús, al que María quiere llevarnos cumpliendo así con su misión, queramos entregar lo más precioso que tengamos, queramos ofrecerle toda nuestra vida, nuestro corazón, como ofrenda viva agradable al Padre.
Pidamos también a nuestra Madre María de Guadalupe, guía y maestra, nos enseñe el camino y nos lleve por él acompañándonos siempre hasta entregarnos totalmente a Cristo nuestro Señor y Salvador, de esta manera seremos entregados a nuestro Padre Celestial y empezaremos a vivir el Cielo en la tierra hasta que Él decida llamarnos a su Presencia santa.
Agradezcamos a Dios pues el don de la salvación y todas las valiosas y numerosas ayudas que nos ofrece continuamente en nuestra vida para aprovechar de su Sacrificio realizado ya de una vez y para siempre por todos nosotros.
Que San Juan Diego, quien fue el primero en recorrer este camino de entrega a La Guadalupana nos ayude a no tener reservas en esta entrega que Dios nos pide a María de Guadalupe, Madre de toda la humanidad.
Feliz día de los Reyes Magos que nos enseñan a adorar a Jesús, visitémoslo a Él, como ellos, ante el Santísimo Sacramento y también ante la Imagen viva de nuestra Madre en el Tepeyac.
Que así sea. 

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