El reinado de Cristo Rey es el reinado del Amor y Misericordia

El reinado de Cristo Rey es el reinado del Amor y Misericordia
Reflexión para la Homilía del 26 de noviembre de 2017
Hacia los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano
Libro de Ezequiel 34, 11-12.15-17
Salmo 23 (22), 1-2a.2b-2.5.6.
Carta I de San Pablo a los Corintios 15,20-26.28. Evangelio según San Mateo 25, 31-46.



Hermanos:
En la Primera lectura, en el libro de Ezequiel, Dios, quien es el Rey, se describe a sí
mismo como El Buen Pastor que va en busca de su rebaño y que se ocupa de él. El Señor no se cansa de decirnos que su reinado es un reinado de Amor y Misericordia, que Él es bueno y que cuando nos alejamos de Él, no se cansa nunca de andar tras de nosotros, ni de buscarnos, una y otra vez, no se cansa de acompañarnos. Nos dice también que cuando estamos en momentos difíciles, en días de tinieblas, en medio de problemas, preocupaciones y de angustia, El mismo, el Rey del Universo, nos quiere tranquilizar, así como el pastor apacienta a sus ovejas cuando hay nubes, empieza a oscurecerse y ellas sienten miedo. Él, el Rey, nos dice que irá a buscar a la oveja perdida, es decir que irá tras de la persona que esté más alejada o la más extraviada. Así es el Amor de Dios por cada uno de nosotros, así es su reinado, lleno de Misericordia. Pero, también nos dice que las juzgará y las separará a unas de otras por sus obras.
El Salmo de la misma forma nos invita a confiar en el Rey, en el Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas, nos invita a confiar en Jesús que no se cansa de perdonarnos y nos recuerda que estando con Él, nada puede faltarnos, Él repara nuestras fuerzas, prepara la mesa para nosotros, como en el Altar el día de hoy, nos invita a vivir la paz que surge de Su Compañía. Debemos buscarlo más, debemos querer estar siempre con el Buen Pastor, con Cristo Rey. Además de venir a Misa cada ocho días a escuchar su Palabra tratando de poner mucha atención para alimentarnos, como nos dijo el Papa Francisco el pasado Miércoles en su audiencia, además de venir a alimentarnos del Cuerpo y de la Sangre del Señor, podemos intentar dedicarle algún tiempo más en la semana a Cristo Rey, el Buen Pastor, por ejemplo, podríamos intentar ir Misa algún otro días entre semana, o venir al curso de Biblia los Lunes a las 6:00 p.m., o visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento, que está en el Sagrario, o leer la Biblia en casa, rezar el Santo Rosario, etc.... Así hermanos, estando cada vez más cerca de Cristo Rey, del Buen Pastor, viviremos con mucha más paz nuestra vida cotidiana, las contrariedades de la vida, las preocupaciones, porque con El nada nos faltará.
San Pablo, en la segunda Lectura, nos recuerda la gran esperanza que nos da la Resurrección del Señor. Nos habla de cómo entró el pecado al mundo, de la muerte, pero nos anima diciéndonos que la muerte es vencida por la Resurrección de Cristo Rey, del Buen Pastor quien está siempre tras de nosotros buscándonos.
La lectura del Santo Evangelio nos explica con claridad qué significa el reinado de Dios, nos explica cómo se lleva a cabo el reinado de Cristo Rey. Primero nos dice que Cristo vendrá con toda su gloria, que se sentará en su trono glorioso rodeado de ángeles, que todas las naciones se reunirán a su alrededor y él separará a unos de otros, así como el pastor separa a las ovejas de su rebaño. Y fíjense bien, nos da la clave de cómo va escoger a las ovejas: La clave es vivir y practicar la Misericordia de Dios. La Herencia que nos promete depende de esto. Porque Jesús nos explica que cuando damos de comer a alguien, cuando damos un consejo, cuando vamos a ver a un enfermo, cuando compartimos el vestido, la casa, cuando nos damos a nosotros mismos a los demás, de una o de otra manera, es hacerle esto a Él mismo. Vean la importancia que tiene tratar al otro con la dignidad que se merece, que es la dignidad de ser hijo de Dios, la dignidad de que Jesús vive en el hermano que tengo junto, especialmente a los más necesitados. Sin embargo, muchas veces no nos damos cuenta de que el que más necesita también puede ser algún miembro de mi familia, o alguien que no se siente amado, alguien que se siente rechazado, alguien que no es tratado con el amor y la paciencia que merecería un hijo de Dios. La vida eterna hermanos depende de aprovechar la Redención de nuestro Señor, ¿cómo aprovecharla? Si nosotros intentamos estar cerca de Cristo quien es el Rey del Universo, quien es el Buen Pastor, El mismo nos contagiará de su Misericordia, El mismo vivirá cada vez más en nosotros. Si nosotros le abrimos nuestra mente, nuestro corazón, nuestra voluntad, ¿qué pasará?, ¡pues que nos llenará con Él mismo cada vez más!, Entonces con Él adentro, sí podremos hacer las obras que Cristo, el Rey nos pide. Entonces, ¿qué nos toca hacer? Nos toca querer estar cerca del Buen Pastor, querer estar cerca del Rey, ¿Cómo? Pues viniendo a verlo, rezando, comulgando, confesándonos, esta es la forma en la que le decimos a Cristo Rey: “quiero estar contigo, quiero que me enseñes a ser como tú, quiero que me enseñes a amar a los demás, quiero tener misericordia de mis hermanos como Tú, el Buen Pastor, la tienes con todos nosotros”. Esta es la clave hermanos, acercarnos al Buen Pastor, dejarnos “atrapar” por Él para que nos regrese a su rebaño, para que Él se ocupe de nuestras debilidades, de nuestras fragilidades, de nuestras preocupaciones, de nuestras rebeldías, de toda nuestra vida; y, si dejamos que El buen Pastor se ocupe de nuestras cosas, nos apacentará, nos tranquilizará y entonces de ese rebaño, no vamos a querer salir.
San Juan Diego experimentó esto: cuando Santa María de Guadalupe le encargó ir con el Obispo y éste no le creía, y fue humillado y maltratado, él se rebeló y ya no quería hacerle caso a María, quería él que Ella escogiera a otra persona, porque se sentía incapaz de cumplir con su misión, con el encargo de María y quería huir y alejarse como la oveja perdida que se va. Y ¿qué pasó? Pasó que al Juan Diego querer huir de su encargo, María le salió al encuentro, justo como hace el Buen Pastor que va tras la oveja que se quiere ir a otro lado. María fue la primera criatura que imitó de manera perfecta a su Hijo, a Cristo Rey, al Buen Pastor. San Juan Diego, después de ver su fragilidad y de vivir su rebeldía, y después de que María le salió al encuentro, se entregó rendido a sus brazos y a su misión. Quiso ofrecerle su vida a María para hacer lo que Jesús le pedía y esperaba de él.
Vemos entonces que tenemos esperanza, ya que muchas veces nosotros nos encontramos en la misma situación que Juan Diego, o que la oveja perdida. María y Jesús nos salen al encuentro, con su mirada nos transforman y es entonces cuando tenemos la oportunidad de rendirnos y decirles: “aquí estoy, me dejo llevar por Ti para que me llenes de tu Amor Misericordioso” y entonces con tu Amor pueda yo ver a Jesús en cada uno de mis hermanos. Así hermanos, si tenemos esta actitud, estaremos con Cristo en su reinado que, más que de poder, es de Amor y Misericordia. Pidamos a Santa María de Guadalupe nos ayude a dejarnos mirar por Cristo, Rey y Buen Pastor, para que su mirada nos transforme y podamos realizar las obras que Él nos pide. AMÉN. 


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Del Directorio Homiletico 

SOLEMNIDAD DE NUESTRO Señor  JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CEC 440-451, 668-672, 783, 786, 908, 2105, 2628: Cristo, Señor y Rey 
CEC 678-679, 1001, 1038- 1041: Cristo, el Juez.
CEC 2816-2821: "venta tu reino"

Uno de los más grande dones que Dios nos ha dado es María, ¿cómo lo estamos aprovechando?

Uno de los más grande dones que Dios nos ha dado es María,
 ¿cómo lo estamos aprovechando?
Reflexión para la Homilía del 19 de noviembre de 2017
Hacia los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano
Libro de Proverbios 31, 10-13.19-20-30-31
Salmo 128 (127), 1-2.4-5.
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6.
Evangelio según San Mateo 25, 14-30

Hermanos:
De la Primera lectura pueden todos pensar, sobre todos los esposos o los jóvenes con vocación al matrimonio, ¿quién no quisiera tener una esposa, así como lo describe la primera lectura?  Fíjense cómo dice: ella, hablando una buena ama de casa, le hace el bien a su esposo y nunca el mal todos los días de su vida, trabaja, abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente. Y fíjense cómo dice: engañoso es el encanto y vana la hermosura: la mujer que teme al Señor merecer ser alabada. Los hombres, los muchachos deberían de fijarse en una mujer que tema al Señor, que esté cerca de Él y que para ella Dios sea primero.

Ahora les pregunto a las esposas, ¿no les gustaría ser como la buena ama de casa que describe la primera lectura? Dice: una buena ama de casa ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosas que las perlas, y dice casi al final hablando de ella, entréguenle el fruto de su trabajo y que sus obras la alaben públicamente. ¿No les gustaría que se refirieran así de ustedes?, pero, ¿cuál es nuestra realidad?, nuestra realidad es que es difícil ser así y es difícil encontrar a una esposa así. Sin embargo, no hay que desanimarnos, porque si contamos solo con nuestras propias fuerzas, pues solo nos entrará el desaliento y el desánimo, ¿qué hacer? ¡No desanimarnos! y escuchemos la primera clave que nos da el Salmo: “Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos”, si haces esto, y “sigues sus caminos, comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y en todo te irá bien”, y vuelve a decir: “tu esposa será como vid fecunda, sus hijos como retoños de olivos, etc.”
¿Se dan cuenta?
Con la primera Lectura vemos lo que nos gustaría ser o tener y el salmo nos da la clave: ¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Esa es la clave, pero entonces, ¿por qué no vivimos así?, ¿por qué no se encuentra una esposa así? y ¿por qué a veces las esposas queriendo ser como dice la primera lectura, no lo consiguen? Las esposas quieren y a veces no pueden ser así, los esposos quieren encontrar a una mujer así, pero se van más por la vana ilusión y el engaño físico en lugar de buscar a una mujer o a una muchacha que tema al Señor. Pues bien, todo esto es porque nuestra realidad es que somos muy débiles y frágiles, esta es nuestra verdad.
En la segunda lectura San Pablo nos da una segunda clave aparentemente sencilla:  que permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Pero volvemos a los mismo, a veces no podemos estar siempre atentos a lo que Dios espera de nosotros y nos dejamos dominar o vencer por nuestras fragilidades y debilidades, esta es nuestra realidad.
En la lectura del Santo Evangelio, Nuestro Señor nos enseña que da diferentes talentos a cada uno, y la pregunta que Él nos hace hoy es: ¿Cómo aprovechas tus talentos? Talentos son todas las cosas buenas que Dios nos da, son dones fáciles, agradables, sin embargo, a veces también las podemos desperdiciar. Por ejemplo, la familia, los hijos son un don, ¿los cuidamos?, la esposa es un don, ¿la cuidamos como un perla preciosa? El esposo es un don, ¿lo valoramos? Pues si somos realmente sinceros con nosotros mismos, podemos ver que a veces sí, pero, siguiendo siendo sinceros, encontraremos que a veces no tratamos estos dones tan grandes de Dios como debiéramos.
Entonces vemos que, todo lo que Dios nos da es un don, y que es un don también saber aprovecharlos, cuidarlos, valorarlos y ponerlos al servicio de los demás, pero, ¿qué pasa cuando no podemos y nos damos cuenta que malgastamos algo o que no lo ponemos al servicio de los demás? Un sacerdote decía, eso que no puedes hacer y te das cuenta, puede volverse también un don. Si, oyeron bien, es un don el reconocer que no podemos aprovechar todos los dones o talentos de Dios. ¿Saben por qué? Porque este don de reconocer que por ejemplo a veces no tratamos bien al esposo, a la esposa, a los hijos a los padres, a los compañeros de trabajo, etc., nos da la oportunidad de acudir a Dios y de humillarnos y de reconocer nuestra verdad. Si nosotros reconocemos alguna fragilidad y vamos con Dios y le pedimos, con un corazón contrito y humillado su ayuda, esta fragilidad se vuelve un don que me impulsa a acercarme a Dios y a abrir mi corazón para pedirle que me dé la gracia de poder hacer lo que El me pide ya que yo veo que fallo y que no puedo.
Acordémonos siempre del don de la Madre, del don que Dios nos dio al darnos a Santa María de Guadalupe, recuerden que Ella nos dice que, ante el reconocimiento de nuestras fragilidades, recurramos a Ella ya que Ella como buena Madre y Madre perfecta, podrá consolarnos y ayudarnos. Recuerden que su mensaje es actual, Ella sabe que estando en el cruce de sus brazos será la fuente de nuestra alegría, y Ella nos dice que nada debe preocuparnos. Sin embargo, para que no nos preocupen nuestras debilidades y estemos siempre alegres, hay algo que debemos hacer y que sin esto no se cumple el mensaje. Lo que nos toca hacer es acudir a Ella, aprovechar el don de María, que tal vez uno de los dones más grande que hemos recibido, debemos aprender a vivir del consuelo maternal que Dios nos regala por medio de María, Dios expresa su amor maternal por medio de la Virgen de Guadalupe, hagámosle caso, escuchemos su mensaje para que, viendo nuestras fragilidades nos entreguemos en sus brazos, y nos conduzca a ser siervos buenos y fieles para que cuidemos, valoremos y pongamos al servicio de los demás los dones que por Misericordia de Dios hemos recibido.


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El DIRECTORIO HOMILETICO recomienda

CEC 2006-2011:   nuestro mérito por las obras buenas proviene de la gracia de Dios
CEC 1038-1041: el Juicio Final pondrá en evidencia nuestro mérito
CEC 1048-1050: Ser laboriosos en espera del retorno del Señor 
CEC 2331-2334: la dignidad de la mujer
CEC 1603-1605: el matrimonio en el orden de la creación.



“Vivir bajo la sombra de Santa María de Guadalupe nos llevará a estar preparados para el día y la hora” domingo XXXII

“Vivir bajo la sombra de Santa María de Guadalupe
nos llevará a estar preparados para el día y la hora”
Reflexión para la homilía del 12 de noviembre del 2017
Hacia los 500 años del Acontecimiento Guadalupano

Queridos Hermanos: Si pusimos atención al texto de la primera lectura el cuál describe cómo es la Sabiduría “con mayúsculas”, y recordamos que nos dice, por ejemplo, que es luminosa, que se deja contemplar fácilmente, que se anticipa a darse a conocer, que se aparece en el camino, que nos sale al encuentro, que el que la busca no se fatigará y la encontrará sentada a su puerta, etc., pues al reflexionar en esto hermanos, no puede pasar en nuestro corazón otra cosa que pensar que esa Sabiduría es una Persona y no puede pasar otra cosa que anhelar encontrarnos con esta Sabiduría, no puede pasar otra cosa que pensar que si nos encontramos con esta Sabiduría, pues el corazón sin dudas se nos llenará de esperanza, de alegría, de felicidad, y puede también entonces nacer en nosotros la pregunta: ¿quién es la Sabiduría? San Pablo y San Juan consideran a Jesús nuestro Señor como la Encarnación de la Sabiduría divina y le aplican el título a Jesús de “Sabiduría eterna”. Hermanos, todos queremos ser felices, todos queremos ser alcanzados por la Sabiduría eterna, todos queremos que Jesús nos salga al encuentro y si verdaderamente nos encontramos con El, pues eso con seguridad nos llenará de la gran felicidad que todos anhelamos.
¿Quién no quiere ser feliz?, ¿quién no quiere encontrarse con Jesús quien es la Sabiduría Divina?
San Luis María Grignon de Montfort propone varios medios para adquirir y conservar la Sabiduría, es decir para encontrarnos con Jesús conservarnos en unión con Él y conservar la sabiduría. Adquirir la Sabiduría es, en otras palabras, conocer y amar a Jesucristo. Uno de los medios que este santo propone es la devoción a la Santísima Virgen María, y dice incluso que es el medio más poderoso para adquirir y conservar la divina Sabiduría.
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¿Por qué nos dice este santo que es el medio más poderoso? Miren: Porque María vivió
en íntima unión con la Sabiduría Encarnada durante 30 años. Piensen: ¿Cuántas veces recibiría María en el secreto de la casa de Nazaret los rayos de la Sabiduría Eterna, de Jesús nuestro Señor?, Ella recogía hechos y misterios, palabras y recuerdos en el santuario de su corazón y los conservaba. Ella conservaba el tesoro de diversas riquezas que, pasando por su alma de Madre, se convertían en leche de vida, de sabiduría y de gracia para sus hijos. María, más que ninguna criatura angélica o humana, penetró en los profundos Misterios de la Sabiduría Encarnada. María también llevó en su seno a la Sabiduría, pero su mente y su corazón fueron más anchos y capaces que su seno, dice San Buen Aventura, y por esto hermanos y con toda razón la Iglesia invoca a María como Trono de la Sabiduría.
En el Salmo hermanos leemos en la primera estrofa: “Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente, mi alma tiene sed de ti, etc...” Vemos hermanos como siempre estamos buscando encontrarnos con Dios, con Jesús, con la Sabiduría, y esta es la clave de la felicidad, buscar y encontrarnos con El y permanecer en El. Pero, ¿qué difícil es esto para nosotros hermanos, lo entendemos, pero no podemos vivirlo permanentemente, somos muy débiles hermanos, ¿verdad? Pero sigamos reflexionando otra parte del Salmo, en los últimos renglones leemos: “Mientras me acuerdo de ti en mi lecho y en las horas de la noche medito en ti, veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Pongamos atención en la frase de estar “a la sombra de” y recordemos que Dios nos dio como Madre a María, los mexicanos podemos decir que nuestra nación nació de Santa María de Guadalupe, Ella es nuestra Madre y recordemos lo que nos dice en una parte de su mensaje:
119. ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna? NM. Entonces hermanos, ante nuestra debilidades y fragilidades, ante la noche de descubrir nuestras verdades de que somos débiles y pecadores, debemos recordar que estamos bajo la sombra de Santa María de Guadalupe y el salmo nos dice que en medio de mi verdad “soy feliz a la sombra de tus alas”. Podemos decir que, si reconocemos que aun en nuestras noches, en nuestras dificultades, en las pruebas de la vida, recordamos que estamos bajo la sombra de María, seremos felices, porque Ella es nuestra Madre y Ella, Trono de la Sabiduría es la fuente de nuestra alegría. ¿Porqué es la fuente de nuestra alegría? Porque Ella nos lleva a Jesús y nos quiere llevar a vivir como Ella, con la alegría y la esperanza en la Resurrección gracias al Sacrificio de su Hijo, cómo lo dice la Segunda lectura.
Hermanos en el Evangelio Dios nos llama a estar preparados porque no sabemos ni el día ni la hora, nos llama a ser prudentes, a estar alerta. Entonces, ante nuestros olvidos, ante nuestras debilidades, ante nuestra frialdad que a veces vivimos, ante nuestra desesperanza ante ciertos problemas, debemos recordar que María nos tiene en el cruce de sus brazos y que estamos bajo su sombra. Ella, quien es el trono de la Sabiduría, puede enseñarnos el camino para unirnos a Jesús y aprovechar el Sacrificio que hizo por nosotros, pues Ella conoce muy bien a su Hijo y además, es nuestra Madre, es el puente perfecto para unirnos a Él pues es Madre de Dios y Madre nuestra.
Démosle gracias a Dios por el don de Santa María de Guadalupe como Madre, porque la dejó a vivir en México para acompañarnos siempre, acudamos a su mensaje, aprovechemos su especial presencia y pidámosle que bajo su sombra y en sus brazos nos guíe a la unión con su Hijo, quien es la Sabiduría Encarnada, la Sabiduría eterna. En esto encontraremos nuestra felicidad.
Alabado sea Jesucristo. 

“El que se humilla será ensalzado” domingo xxxi del tiempo ordinario

“El que se humilla será ensalzado”
Reflexión para la homilía del 5 de Noviembre del 2017 Hacia los 500 años del Acontecimiento Guadalupano.
Hermanos, en la primera lectura del libro de Malaquías, escuchamos una llamada de atención especialmente a los sacerdotes, es decir a las autoridades eclesiásticas del pueblo judío. Lo que Dios dice a través del profeta Malaquías es que quiere que los sacerdotes entreguen a Dios la ofrenda que Él se merece y no otra y aunque esta lectura va dirigida a los sacerdotes del pueblo judío, Ustedes hermanos deben rezar por todos nosotros, por todos los sacerdotes católicos, deben rezar por mí para que tenga siempre presente lo que Dios espera de mi como ofrenda. Todas las personas que tenemos una figura pública somos tenemos mucha responsabilidad ante Dios de lo que hacemos y decimos a los demás. Claramente Dios dice que algunos sacerdotes han hecho tropezar a muchos con su doctrina, porque se han desviado del camino, porque no dan buen ejemplo, porque algunos de ellos no cumplen la ley, es decir los mandamientos, y ponen una carga pesada a otras personas. Reclama Dios entonces una ofrenda digna.
Del salmo, podemos sacar una oración de súplica a Dios, podemos, no nada más los sacerdotes, si no todos, querer poder decir de verdad lo que dice el Salmo:
“Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor,
Ni mis ojos se han vuelto altaneros.
No he pretendido grandes cosas
Ni he tenido aspiraciones desmedidas.”
Pero pensemos hermanos, ¿de verdad mi corazón no se ha ensoberbecido?, ¿de 
verdad mis ojos no se han vuelto altaneros?, ¿de verdad no he pretendido cosas grandes ni he tenido aspiraciones desmedidas? Si somos honestos con nosotros mismos, podemos ver que no se cumple lo que dice el salmo al 100% en nuestra vida, en nuestro corazón. Sin embargo, hermanos, vean lo que dice el siguiente párrafo del salmo, es muy importante ya que nos da la respuesta de qué es lo que podemos hacer para que estas palabras se vuelvan vida en nosotros, el salmo dice:
“No, yo aplaco y modero mis deseos:
Como un niño tranquilo en brazos de su madre, Así está mi alma dentro de mí.”

La clave está en tratar de aplacar y moderar nuestros deseos como un niño tranquilo en brazos de su madre y ahora que estamos recordando a la Virgen de Guadalupe, vale la pena recordar una parte esencial de su mensaje: Ella nos dice:
118. "-Por favor presta atención a esto, ojalá que quede muy grabado en tu corazón, Hijo mío el más querido: No es nada lo que te espantó, te afligió, que no se altere tu rostro, tu corazón. Por favor no temas esta enfermedad, ni en ningún modo a enfermedad otra alguna o dolor entristecedor.
119. ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu

alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna?
Vean hermanos que Dios por medio de María nos dice precisamente que estamos en
el cruce de sus brazos y para poder estar en sus brazos, debemos tener espíritu de niños, y si vivimos como niños entregándole a Ella todo lo que no podemos hacer, nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras preocupaciones, ¿ustedes creen que Ella no nos dejará con una total tranquilidad y se encargará de todo lo nuestro como lo dice el salmo? Entonces si descubrimos de repente que no le entregamos a Dios la ofrenda que El nos pide, debemos recurrir a Santa María de Guadalupe, y Ella, llevándonos en el cruce de sus brazos, con seguridad nos enseñará y nos llevará a hacer lo que Dios espera de nosotros.
En la segunda lectura el apóstol San Pablo les dice a los Tesalonicenses todo los esfuerzos y fatigas que él ha hecho para poder transmitirles la Palabra de Dios, les dice también que está dispuesto a dar su vida por ellos y también les comparte que está agradecido porque ellos, a quienes considera sus hijos, han recibido la Palabra de Dios y ésta actúa en ellos. Así también nos pasa a nosotros los sacerdotes, somos felices de compartirles a ustedes la Palabra de Dios y le damos gracias a Dios cuando la reciben cuando la escuchan y cuando vemos que también actúa en ustedes.
Por ultimo hermanos, en la lectura del santo Evangelio vemos el mismo reproche que aparece en la primera lectura, Jesús reprocha a los escribas y fariseos el que piden que los demás cumplan las leyes pero ellos no las cumplen, así es que vemos que los sacerdotes necesitamos mucho de su oración para poder cumplir lo que Dios espera de nosotros y poder ser ejemplo para ustedes para que no se diga de nosotros: “hagan lo que les dicen pero no lo que hacen”.
En los últimos renglones del evangelio encontramos una hermosa frase y que es clave para todos nosotros:
“Que el más grande de ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.” En el Acontecimiento Guadalupano hermanos podemos encontrar un claro ejemplo de esto: San Juan Diego, durante su proceso de conversión en los encuentros con María, finalmente reconoce lo que él es y se humilla, reconoce la verdad y dice: “porque yo de verdad no valgo nada, soy mecapal, soy cacaxtle, soy cola, soy ala... Y Dios lo ensalza y San Juan Diego se vuelve servidor de todos al contar el relato de las apariciones de Santa María de Guadalupe durante los 17 años siguientes de su vida. El se humilló y Dios lo ensalzó y es un gran santo al cual podemos imitar para alcanzar la santidad por medio de la entrega de nuestra vida a María.
Demos entonces gracias a Dios por el regalo de Santa María de Guadalupe y pidamos a San Juan Diego interceda por nosotros para que seamos como niños, para que sepamos vivir como él en el cruce de los brazos de María, para que recordemos siempre que María quiere que recordemos su mensaje y con seguridad, estando en los brazos de María, Ella nos llevará a ser la ofrenda que Dios espera de nosotros. 

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía Reflexión para la Homilía del 26 Mayo de 2019 Tiempo...