El reinado de Cristo Rey es el reinado del Amor y Misericordia

El reinado de Cristo Rey es el reinado del Amor y Misericordia
Reflexión para la Homilía del 26 de noviembre de 2017
Hacia los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano
Libro de Ezequiel 34, 11-12.15-17
Salmo 23 (22), 1-2a.2b-2.5.6.
Carta I de San Pablo a los Corintios 15,20-26.28. Evangelio según San Mateo 25, 31-46.



Hermanos:
En la Primera lectura, en el libro de Ezequiel, Dios, quien es el Rey, se describe a sí
mismo como El Buen Pastor que va en busca de su rebaño y que se ocupa de él. El Señor no se cansa de decirnos que su reinado es un reinado de Amor y Misericordia, que Él es bueno y que cuando nos alejamos de Él, no se cansa nunca de andar tras de nosotros, ni de buscarnos, una y otra vez, no se cansa de acompañarnos. Nos dice también que cuando estamos en momentos difíciles, en días de tinieblas, en medio de problemas, preocupaciones y de angustia, El mismo, el Rey del Universo, nos quiere tranquilizar, así como el pastor apacienta a sus ovejas cuando hay nubes, empieza a oscurecerse y ellas sienten miedo. Él, el Rey, nos dice que irá a buscar a la oveja perdida, es decir que irá tras de la persona que esté más alejada o la más extraviada. Así es el Amor de Dios por cada uno de nosotros, así es su reinado, lleno de Misericordia. Pero, también nos dice que las juzgará y las separará a unas de otras por sus obras.
El Salmo de la misma forma nos invita a confiar en el Rey, en el Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas, nos invita a confiar en Jesús que no se cansa de perdonarnos y nos recuerda que estando con Él, nada puede faltarnos, Él repara nuestras fuerzas, prepara la mesa para nosotros, como en el Altar el día de hoy, nos invita a vivir la paz que surge de Su Compañía. Debemos buscarlo más, debemos querer estar siempre con el Buen Pastor, con Cristo Rey. Además de venir a Misa cada ocho días a escuchar su Palabra tratando de poner mucha atención para alimentarnos, como nos dijo el Papa Francisco el pasado Miércoles en su audiencia, además de venir a alimentarnos del Cuerpo y de la Sangre del Señor, podemos intentar dedicarle algún tiempo más en la semana a Cristo Rey, el Buen Pastor, por ejemplo, podríamos intentar ir Misa algún otro días entre semana, o venir al curso de Biblia los Lunes a las 6:00 p.m., o visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento, que está en el Sagrario, o leer la Biblia en casa, rezar el Santo Rosario, etc.... Así hermanos, estando cada vez más cerca de Cristo Rey, del Buen Pastor, viviremos con mucha más paz nuestra vida cotidiana, las contrariedades de la vida, las preocupaciones, porque con El nada nos faltará.
San Pablo, en la segunda Lectura, nos recuerda la gran esperanza que nos da la Resurrección del Señor. Nos habla de cómo entró el pecado al mundo, de la muerte, pero nos anima diciéndonos que la muerte es vencida por la Resurrección de Cristo Rey, del Buen Pastor quien está siempre tras de nosotros buscándonos.
La lectura del Santo Evangelio nos explica con claridad qué significa el reinado de Dios, nos explica cómo se lleva a cabo el reinado de Cristo Rey. Primero nos dice que Cristo vendrá con toda su gloria, que se sentará en su trono glorioso rodeado de ángeles, que todas las naciones se reunirán a su alrededor y él separará a unos de otros, así como el pastor separa a las ovejas de su rebaño. Y fíjense bien, nos da la clave de cómo va escoger a las ovejas: La clave es vivir y practicar la Misericordia de Dios. La Herencia que nos promete depende de esto. Porque Jesús nos explica que cuando damos de comer a alguien, cuando damos un consejo, cuando vamos a ver a un enfermo, cuando compartimos el vestido, la casa, cuando nos damos a nosotros mismos a los demás, de una o de otra manera, es hacerle esto a Él mismo. Vean la importancia que tiene tratar al otro con la dignidad que se merece, que es la dignidad de ser hijo de Dios, la dignidad de que Jesús vive en el hermano que tengo junto, especialmente a los más necesitados. Sin embargo, muchas veces no nos damos cuenta de que el que más necesita también puede ser algún miembro de mi familia, o alguien que no se siente amado, alguien que se siente rechazado, alguien que no es tratado con el amor y la paciencia que merecería un hijo de Dios. La vida eterna hermanos depende de aprovechar la Redención de nuestro Señor, ¿cómo aprovecharla? Si nosotros intentamos estar cerca de Cristo quien es el Rey del Universo, quien es el Buen Pastor, El mismo nos contagiará de su Misericordia, El mismo vivirá cada vez más en nosotros. Si nosotros le abrimos nuestra mente, nuestro corazón, nuestra voluntad, ¿qué pasará?, ¡pues que nos llenará con Él mismo cada vez más!, Entonces con Él adentro, sí podremos hacer las obras que Cristo, el Rey nos pide. Entonces, ¿qué nos toca hacer? Nos toca querer estar cerca del Buen Pastor, querer estar cerca del Rey, ¿Cómo? Pues viniendo a verlo, rezando, comulgando, confesándonos, esta es la forma en la que le decimos a Cristo Rey: “quiero estar contigo, quiero que me enseñes a ser como tú, quiero que me enseñes a amar a los demás, quiero tener misericordia de mis hermanos como Tú, el Buen Pastor, la tienes con todos nosotros”. Esta es la clave hermanos, acercarnos al Buen Pastor, dejarnos “atrapar” por Él para que nos regrese a su rebaño, para que Él se ocupe de nuestras debilidades, de nuestras fragilidades, de nuestras preocupaciones, de nuestras rebeldías, de toda nuestra vida; y, si dejamos que El buen Pastor se ocupe de nuestras cosas, nos apacentará, nos tranquilizará y entonces de ese rebaño, no vamos a querer salir.
San Juan Diego experimentó esto: cuando Santa María de Guadalupe le encargó ir con el Obispo y éste no le creía, y fue humillado y maltratado, él se rebeló y ya no quería hacerle caso a María, quería él que Ella escogiera a otra persona, porque se sentía incapaz de cumplir con su misión, con el encargo de María y quería huir y alejarse como la oveja perdida que se va. Y ¿qué pasó? Pasó que al Juan Diego querer huir de su encargo, María le salió al encuentro, justo como hace el Buen Pastor que va tras la oveja que se quiere ir a otro lado. María fue la primera criatura que imitó de manera perfecta a su Hijo, a Cristo Rey, al Buen Pastor. San Juan Diego, después de ver su fragilidad y de vivir su rebeldía, y después de que María le salió al encuentro, se entregó rendido a sus brazos y a su misión. Quiso ofrecerle su vida a María para hacer lo que Jesús le pedía y esperaba de él.
Vemos entonces que tenemos esperanza, ya que muchas veces nosotros nos encontramos en la misma situación que Juan Diego, o que la oveja perdida. María y Jesús nos salen al encuentro, con su mirada nos transforman y es entonces cuando tenemos la oportunidad de rendirnos y decirles: “aquí estoy, me dejo llevar por Ti para que me llenes de tu Amor Misericordioso” y entonces con tu Amor pueda yo ver a Jesús en cada uno de mis hermanos. Así hermanos, si tenemos esta actitud, estaremos con Cristo en su reinado que, más que de poder, es de Amor y Misericordia. Pidamos a Santa María de Guadalupe nos ayude a dejarnos mirar por Cristo, Rey y Buen Pastor, para que su mirada nos transforme y podamos realizar las obras que Él nos pide. AMÉN. 


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Del Directorio Homiletico 

SOLEMNIDAD DE NUESTRO Señor  JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CEC 440-451, 668-672, 783, 786, 908, 2105, 2628: Cristo, Señor y Rey 
CEC 678-679, 1001, 1038- 1041: Cristo, el Juez.
CEC 2816-2821: "venta tu reino"

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