Santa María de Guadalupe nos trae al Pan vivo que ha bajado del Cielo y El se ha quedado con nosotros

Santa María de Guadalupe nos trae al Pan vivo que ha bajado del Cielo y El se ha quedado con nosotros
Reflexión para la Homilía del 5 de agosto de 2018,

Decimoctavo Domingo del tiempo ordinario
Tras las huellas de San Juan Diego


Lectura del libro del Exodo  Ex 16, 2-4. 12-15)
Salmo responsorial (77)
Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Efesios Lectura (Ef 4, 17. 20-24)
Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 24, 35)

Queridos hermanos:
En la Primera lectura de este domingo, en el Antiguo Testamento, Dios nos anuncia su Presencia en el mundo de una manera muy especial. Nos habla del pan que el pueblo necesita porque tiene hambre, porque está cansado, porque se siente sin rumbo, porque se siente vacío. El pueblo vive la incertidumbre y cabe en ellos la posibilidad de la muerte. Y ante este escenario en esta lectura la Palabra de Dios nos anticipa la solución con la presencia de Jesús por medio del pan que alimenta, que sacia y que da vida.
El Salmo continua la primera lectura hablándonos también del alimento que cae del cielo y, estas dos primeras lecturas dan paso a la Segunda lectura por medio de la cuál Dios mismo nos aconseja a no vivir como paganos, vacíos de pensamiento, con oscuridad de mente y alejados de Su vida a causa de la ignorancia y la terquedad. Nos invita así a una renovación del corazón para realizar nuestra vida en Dios.
De esta manera en la lectura del Santo Evangelio según San Juan podemos ver el resumen de las lecturas anteriores en las que queda claro cómo somos: el hombre busca saciarse generalmente de lo que ve, de los bienes de este mundo, bienes que lo dejan vacío de pensamiento y con más hambre aún. Estos bienes nunca sacian. El hombre está deseoso de sentirse pleno y por eso busca, pero muchas veces busca en lugares equivocados. Y Dios, queridos hermanos, en su infinita misericordia, nos muestra cuál es el camino, nos dice claramente que si queremos saciarnos de verdad, busquemos el verdadero pan quien es El mismo, y este Pan vivo bajado del cielo es quien nos da vida eterna. Sólo Jesús, con su Cuerpo y con su Sangre puede alimentarnos de verdad. Nos invita pues a esforzarnos buscar y en pedir este verdadero Pan.
Hermanos, en esta preparación hacia la celebración de los 500 años del acontecimiento guadalupano y, siguiendo las huellas de nuestro querido hermano San Juan Diego, patrono de los mexicanos, es necesario analizar, a través de este ejemplo, de la vida de san Juan Diego, cómo Dios nos da esa ayuda necesaria e imprescindible para alcanzar el Pan que da vida, para alcanzar a Jesús. A San Juan Diego fue al primero a quien Dios le otorgó la ayuda que a nosotros nos también nos da continuamente especialmente en estas tierras, esta ayuda es María, la Madre del Pan Vivo que ha bajado del Cielo, Santa María de Guadalupe quien se presenta con el Pan vivo en su vientre. Jesús vive en el seno de María en la imagen del Tepeyac, y podemos ver entonces con claridad que esa ayuda necesaria para recibir al Pan de vida eterna es María la Madre de Jesús y Madre nuestra. Ella nos muestra a Jesús, nos lo presenta en su vientre. La Iglesia nos enseña que el corazón de Jesús y el corazón de María laten al unísono y, si analizamos la imagen de nuestra Señora de Guadalupe, podemos pensar con facilidad en esta verdad que la Iglesia afirma: Verdaderamente el corazón de Jesús y de María laten al mismo tiempo y podemos concluir también que, donde está María está Jesús, donde esta el Pan de Vida, está María. Así pues vemos que Santa María de Guadalupe nos es enviada para mostrarnos a Jesús, al Pan vivo que bajó del Cielo por medio de su propio cuerpo. Podríamos pensar también en que María se hace invisible en la Eucaristía para que nosotros nos encontremos con su Hijo, Jesús vivo.
Demos gracias a Dios por este don de la presencia de Santa María de Guadalupe quien se presenta como Madre de Dios y Madre nuestra, quien nos enseña el camino, nos guía y nos acompaña para encontrarnos con Jesús, el Pan vivo. Que María nos ayude a poner menos atención en lo transitorio de este mundo y a poner mayor énfasis en las cosas del Cielo, en Jesús quien nos da la vida eterna.
Acerquémonos pues a la Sagrada Comunión una vez reconciliados con Dios. Comamos de su Cuerpo y de su Sangre para poder tener vida eterna con Cristo en Dios por toda la eternidad. Encarguémosle a María nuestras comuniones para recibir de mejor manera a Jesús en nuestro corazón.
Agradezcamos también la intercesión de San Juan Diego y pidámosle que nos ayude a descubrir en nuestra vida el camino que él siguió en los brazos de María, bajo su sombra y resguardo para encontrarnos así verdaderamente con Jesús.
Que así sea. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía

Santa María de Guadalupe nos ayuda a abrirnos al Espíritu Santo que Dios nos envía Reflexión para la Homilía del 26 Mayo de 2019 Tiempo...