La humildad de Dios y de María nos ayuden a celebrar de mejor manera esta Navidad

La humildad de Dios y de María nos ayuden a celebrar de mejor manera esta Navidad
Reflexión para la Homilía del 24 de diciembre de 2017, Cuarto Domingo de Adviento
Hacia los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano


Segundo Libro de Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16. 
Salmo 89(88),2-3.4-5.27.29.
Carta de San Pablo a los Romanos 16,25-27. 

Evangelio según San Lucas 1,26-38.


En esta Navidad las lecturas nos traen una gran reflexión. En la Primera Lectura el profeta Samuel nos narra que el Señor envía a Natán a decirle al rey David lo siguiente: “... ¿Eres tu quien me va a construir una casa para que viva en ella?... He estado contigo en todas tus campañas, he derrotado en tu presencia a todos tus enemigos; y yo haré que tu nombre sea como el de los grandes de la tierra; te daré paz con todos tus enemigos..., tu trono será estable para siempre...” Vemos en este parrafito que Dios pide que se le construya una casa. Tal cual como también sucedió con el mensaje de Santa María de Guadalupe a San Juan Diego. Valdría la pena que reflexionáramos entonces sobre lo que Dios nos dice a cada uno de nosotros por medio de estos mensajes y, podríamos preguntarnos a manera de reflexión: “¿Acaso no nos estará pidiendo a cada uno de nosotros que le construyamos una casa en nuestro corazón?, o, en otras palabras: ¿no nos estará pidiendo que le construyamos una casa abriéndole todo el espacio de nuestra vida interior?, ¿no será que nos pide que lo invitemos a vivir en nuestra vida de manera más plena? El Señor también nos dice que Él ha estado con nosotros en todo lo que hemos emprendido, en todas nuestras actividades, nuestros trabajos, en toda nuestra vida, etc., nos dice que ha derrotado a nuestros enemigos y que nos concede la paz con todos ellos. ¿Cómo no pedirle entonces que nos ayude a que Él ocupe más espacio en la casa de nuestra vida interior, de nuestro corazón? El mismo Señor nos lo está pidiendo también a través del mensaje de Santa María de Guadalupe.
El Salmo de hoy nos habla también de la fidelidad de nuestro Señor, de la seguridad, el consuelo y la paz que nos brinda el amor de Dios que se mantendrá eternamente. Si tal es el amor de Dios por cada uno de nosotros, ¿no querremos construirle rápidamente la casa de nuestro corazón que Él nos pide por medio de María para que El habite en ella?
En la carta a los Romanos San Pablo nos invita a exclamar la gloria a Dios, gloria que se manifiesta revelando el misterio que había sido guardado en secreto y que fue dado a conocer a todas naciones para llevarlas a la obediencia de la fe. Y nos llena de alegría invitándonos a dar gloria a Dios por Jesucristo y a obedecerlo por la fe que nos fue dada.
En la Lectura del Santo Evangelio San Lucas nos relata el misterio de la Anunciación, nos relata la humildad de María con la aceptación del plan de Dios, esta humildad de María con seguridad no logramos comprender del todo porque es grande, pero también podemos constatar en este Misterio de la Encarnación, la gran humildad de Dios. Dios hace depender su Encarnación del Sí de María, se somete a la libertad de su criatura y esto es algo grandioso, inimaginable para nuestra mente. Todo un Dios se somete y hace depender su plan de Salvación al Sí de María. Condiciona su Encarnación a la libertad de María.

Abramos nuestro corazón al mensaje del Señor que nos llama también a la humildad. Él nos da el ejemplo primero, después tenemos el ejemplo de María, quien habla en el Magnificat de su humildad, nos dice que Dios mira la humillación de su persona, ella misma se llama esclava.
Los invito a darle a Jesús su regalo en esta Navidad de ir a nuestro interior y descubrir cuánta humildad nos hace falta. Los invito a que nos quitemos las máscaras y nos veamos tal cual somos delante de Dios, les invito a humillarnos como María vivió ante el Padre del Cielo. Pidámosle también a San Juan Diego, nuestro santo patrono, ejemplo especial para nosotros mexicanos que, así como seguramente descubrió su falta de humildad cuando quiso escaparse de su misión, cuando quiso darle la vuelta a María por la enfermedad de su tío y por los problemas de tantas humillaciones recibidas, nos ayude a entregarnos al servicio de Dios y de María, que nos ayude a aceptar nuestra verdad y la verdad de que María nos sale al encuentro incluso cuando nosotros queremos huir de nuestras responsabilidades.
Con seguridad a todos nos pasa o nos ha pasado que, cansados por el peso de la vida y por nuestros problemas queremos a veces como dice el dicho “tirar la toalla” y esto es querer dar la vuelta a lo que Dios nos pide. Pero, volteemos a ver más a María, quien nos sale al encuentro incluso cuando nosotros queremos huir. Dejémonos mirar por Ella como lo hizo San Juan Diego, y él bajo Su mirada, fue transformado. María no lo regañó, no los castigó por querer huir, al contrario, lo animó con su mirada de amor y de ternura. Así Dios nos mira a todos, así nos mira la Madre de Dios Santa María de Guadalupe.
Demos gloria a Dios por esto, llenémonos de alegría en esta Navidad por que Dios nos dio a su Hijo por medio de nuestra Madre, agradezcamos también la presencia de San José y celebremos junto con ellos, con los santos y con los ángeles del Cielo este día en el que Dios se hizo hombre para salvarnos.
Feliz Navidad 

DEL LDIRECTORIO HOMILETICO

CEC 484-494: la Anunciación
CEC 439, 496, 559, 2616: Jesús es el Hijo de David 
CEC 143-149, 494, 2087: “La obediencia de la fe” 

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