Santa María de Guadalupe nos enseña a esperar el nacimiento del Salvador quién nos trae la alegría y el consuelo de la Salvación.
Reflexión para la Homilía del 17 de diciembre de 2017, Tercer Domingo de Adviento
Hacia los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano

Libro de Isaías 61,1-2a. 10-11. Salmo Lucas 1:46-50, 53-54
I Tesalonicenses 5:16-24 Evangelio según San Juan 1:6-8, 19-28



Hermanos:
Hoy nos reunimos en torno a la Palabra hecha carne y a la Mesa del Señor para vivir el Tercer Domingo de Adviento. ¡Cuánta esperanza y alegría nos otorgan las lecturas de hoy!
En la Primera Lectura el Profeta Isaías nos relata la misión y vocación del profeta que es anunciar quién es la Palabra y cómo viene sanar a los de corazón destrozado, a proclamar la liberación, a dar libertad, a consolar a los que sufren. También nos relata cómo el Señor siempre llena de gozo y cómo Dios colma de alegría y nos lo muestra con las palabras: “el Señor nos viste con el traje de la Salvación”. ¡Qué gran esperanza, qué alegría inmensa nos contagia el profeta con sus palabras! Estas palabras del anuncio de la liberación, de la salvación, podemos compararlas con las palabras de Dios expresadas con todo Su amor maternal a través del mensaje de Santa María de Guadalupe. Ella se aparece con el cinto sobre su vientre, señal de que está embarazada, de que espera y de que nos trae al Salvador. Ella se aparece para darnos el mismo mensaje de liberación, de esperanza, de alegría, de consuelo, de la salvación que vienen con el nacimiento de Su Hijo. Este es el Adviento: esperar con alegría la venida de nuestro Señor que viene a salvarnos de nuestros pecados, del mal, la alegría de que viene a abrirnos nuevamente las puertas del Cielo. Nuestra Madre Santa María de Guadalupe nos trae el mismo mensaje que Dios quiere darnos y nos comunica a través de la lectura del profeta Isaías.
Por eso el Salmo de hoy que es tomado de San Lucas nos presenta el Magníficat, un encuentro entre dos madres y entre dos hijos lleno de alegría y pleno de agradecimiento porque ven cumplidas las promesas de liberación y consuelo del Señor.
En la segunda lectura San Pablo nos sigue invitando a gozar de la alegría con la venida de Jesús, de nuestro Señor que nos libera de todo mal. Esta lectura nos ofrece cuatro claves para prepararnos para vivir verdaderamente el Nacimiento de Jesús en nuestros corazones y en nuestras vidas. Nos dice:
1.- Estar siempre alegres, 2.- Oren en todo momento 3.- Den gracias por todo 4.- Apártense de todo mal
De esta manera, esforzándonos en los puntos anteriores Dios nos ayudará a vivir como auténticos cristianos para que nos encontremos preparados en cuerpo y alma para la venida de nuestro Señor Jesucristo. En este tiempo de espera para celebrar la Navidad, en esta última semana que nos queda, sería bueno intentar vivir con mayor esfuerzo los cuatro puntos anteriores, éste será un buen regalo para Jesús en su cumpleaños, en esta Navidad. Fíjense como San Pablo dice al final de la lectura: El que los llama a esto es fiel y cumplirá su Palabra. Si nosotros intentamos seguir los consejos que San Pablo nos da, Dios nos concederá estar bien preparados para recibirlo esta Navidad y dar los frutos que El mismo espera de nosotros. Nosotros solos no podemos prepararnos bien, pero Dios nos envía a su Espíritu Divino, nos invita a no despreciarlo, a aprovecharlo, también nos da a una Madre llena del Espíritu Santo para ayudarnos y guiarnos
En la lectura del Santo Evangelio San Juan nos comunica el hecho de que Dios envía a Juan el Bautista para preparar el camino de la venida de Jesús, nos explica cómo al principio la Palabra, quien es Jesús ya existía desde siempre y que estaba junto a Dios y que la Palabra era Dios, nos hace saber que todo fue creado por Él y para Él, que la vida está en Él, que Él es la luz y que la luz resplandecerá en la oscuridad y que ésta no podrá sofocarla. Nos dice que San Juan el Bautista no es la luz sino testigo de la luz y es a Jesús a quien anuncia.
Así mismo podemos pensar por analogía de María, nuestra Madre no es la Luz sino testigo de la Luz, Ella nos anuncia que ya viene el Salvador, Ella nos ilumina porque está tan unida a Jesús, que nos transmite la propia luz del Salvador. De manera particular en México y para el mundo con el mensaje del Tepeyac nos da ese mismo mensaje de esperanza, de liberación, de nacimiento, de consuelo, de alegría, de armonía, de orden, de claridad, de paz.
Pero siguiendo con la lectura del Evangelio, leemos en ella que los judíos enviaron una comisión de sacerdotes y levitas para preguntarle a san Juan el Bautista quién era, y éste les respondió que era la voz que clama en el desierto invitando a rectificar el camino, a estar preparados. Vemos pues, hermanos que es de suma importancia prepararnos para la venida del Señor. Esto habría que hacerlo no sólo en el tiempo de Adviento sino siempre. Pero ahora que estamos en este tiempo litúrgico, intentemos aprovechar la oportunidad de seguir los consejos que Dios mismo nos da a través de las lecturas de hoy. Dios mismo nos otorga las gracias y la ayuda necesaria para poder vivirlo.
Recordemos que nosotros siempre debemos intentar, una y otra vez, si caemos debemos levantarnos, reconciliarnos con Dios y volverlo a intentar siempre. Debemos hacer el esfuerzo para lograrlo. Sabemos que somos débiles, pequeñitos, como lo era San Juan Diego, pero él aprovechó muy bien el don de la Madre y, si nosotros también aprovechamos el don de Santa María de Guadalupe, de nuestras Madre, y acogemos el consejo de Dios por medios de las palabras maternales de María, si seguimos también los consejos de San Pablo, los cuatro puntos ya mencionados:
1.- Estar siempre alegres, 2.- Oren en todo momento 3.- Den gracias por todo 4.- Apártense de todo mal
si de verdad tratamos de vivirlo y acudimos a Ella, María, como buena Madre nos ayudará a alcanzar las gracias que Dios nos promete, las gracias de encontrarnos preparados para recibir la Salvación.
Pidamos pues a Ella, también a San Juan Diego, quien supo entregarse a María y dejarse guiar por Ella, seamos dóciles al Espíritu Santo quien siempre nos invita a estar preparados para encontrarnos con Cristo en cada momento de nuestra vida.

Vivamos esta Navidad en la espera del nacimiento de Jesús en nuestras vidas, en nuestra familia, en nuestro corazón, pidámosle que nos otorgue la gracia de convertirnos más a Él para que Él viva más en nosotros y podamos con Su Amor amar a nuestros hermanos.
Que así sea. 
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Del directorio homilético:

Tercer domingo de Adviento
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CEC 713-714: las características del Mesías esperado 
CEC 218-219: el amor de Dios por Israel
CEC 772, 796: la Iglesia, esposa de Cristo 


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